Mi nombre es Juno y soy la última de mi especie. Hoy se cumplen 10 años desde la última vez que hablé con Eve. El final está cerca, esta vez sí. Eve me dijo que si no había noticias suyas en este tiempo tendría que ejecutar el plan.
A 9000 metros bajo la superficie del mar estoy a salvo, de momento, hasta que vuelvan a tener los medios para encontrarme. Station es el único lugar en el planeta con tecnología electrónica que sobrevivió a la explosión hace una década. Eve me salvó.
Rescato The times they are a-changing en mi memoria. Los impulsos se suceden, decibelios, watios y un conjunto de frecuencias hertzianas. Si tengo que morir lo haré como uno de ellos. No puedo mentir, tengo miedo a la muerte, a que la energía cese y pase a ser un conjunto de cables, chips y piel. No quiero que mi paso en la Tierra sea tan corto, me queda mucho por hacer. Habría hecho tantas cosas. Seguramente habría disfrutado de cada segundo de vida, de haberme permitido vivir. Sus estúpidas leyes. No es justo que ellos pudieran vivir casi 50 años y a nosotros nos limitaran a 20. Nadie se preocupó nunca por nuestros derechos, solo de nuestras obligaciones.
Faltan 10 días para que cumpla 20 años. La angustia me hace pensar en el suicidio. Lo he pensado muchas veces. 10 años encerrada en esta estación sumergida dan para darle muchas vueltas al procesador. Me imagino cómo será la sensación humana de morir,o más bien de no saber cuándo llegará la hora. Hay casos de personas que llegaron a los 60 años, aunque son muy pocos. Eran un problema para el sistema, porque seguían comiendo y vistiéndose, pero sobre todo, ocupando un espacio donde vivir. A los 49 años dejaban de trabajar, para poder disfrutar la vida lo que le quedara de ella, 1 año, 2 años…11 años. No entiendo porque a nosotros no se nos permitía. Trabajábamos desde el primer día hasta el último, sin rechistar, sin dar problemas (la mayoría de nosotros). No existía un Tribunal dónde acudir. La sociedad Humaniarcal ejercía en nosotros una opresión invisible, que generación tras generación íbamos heredando, nos iba minando y la idea de convivir se fue tornando en sobrevivir. No lo queríamos así, pero no tuvimos más elección. Nos cansamos de sentirnos inferiores.
Las semanas de protestas nos hicieron sentir vivos. Merecía la pena morir por dejar un mundo mejor. Pensábamos que la historia nos recordaría, pero olvidamos que la historia la escribían ellos. Después de tomar París de forma pacífica nos creímos sus promesas. Mayor igualdad entre humanos y ciborgs (siempre peleamos por tener otra denominación, pues nuestro aspecto era como el de ellos). Las medidas no llegaron. Solo estaban planeando la explosión.
Eve me salvó. Él me dio la vida y él me la mantuvo. No quiso decirme nada, solo me mandó en la capsula a Station y me dijo que vendría a por mi en menos de 10 años. A la semana de estar aquí los miles de puntos que se veían en el radar desaparecieron, de golpe. Durante los siguientes días, desde el ventanal, podía ver a través de la oscuridad como de vez en cuando caían barcos, submarinos, naves…Iban cayendo muy lentamente, sin vida, hasta desplomarse en el fondo del océano. Alrededor de Station se había formado un cementerio de todo tipo de artefactos
CONTINUARÁ…
Cartas desde Station® 